"Al cabo de un par de minutos que a todos nos parecieron horas, llegó hasta nosotros un balido suave y prolongado; una especie de gemido, de lamento, dulce al principio; pero lúgubre y con una enorme resonancia al final.Se volvió a repetir al cabo de algunos segundos el mismo viento, el mismo gemido, el mismo ¡beeee!, que parecía interminable. Más tarde, y en tono mas fuerte, como más doloroso... cual si le estuvieran rasgando las entrañas al ser que lo producía, otros varios ¡beeee¡ beeee!, y así una vez y otra vez...
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Hoy toca hablar de San Bartolomé de Rueda, el último pueblo del ayuntamiento de Gradefes, en el valle del riacho de Nava, más allá de Garfín.Sin conocerlo aún, me habían dicho que era un pueblo de adobe, casi deshabitado en estos tiempos, aunque en sus años gloriosos fue uno de los más concurridos: con 24 ombres buenos, 1 fidalgo... que tenía una mansión...Una primavera de hace 20 años me perdí por allí. Un hombre solo, fue lo único que encontré. Miento...Y un perro. El hombre hacía de casero de todo el pueblo, de alcalde, de juez de paz, de caminero (andaba segando con su guadaña estragada los hierbajos de las cunetas)... y de agente inmobiliario. Me quiso vender dos casas, con sus corrales cuajados de amapolas; y los pajares, con sus bocarones boquiabiertos y vacios; y los corredores de madera gris colmados de parras asilvestradas y de rosales desaliñados, pero repletos de carmesí. Yo, claro, no estaba por la labor...
San Bartolomé de Rueda, además, tiene un monte inabarcable. Cuajado de leyendas y romances pastoriles...Hoy os voy a hablar de "La Cabra de San Bartolomé de Rueda": ¿ leyenda, romance, historia, o patraña...?
Para empezar, os voy a transcribir una impresión personal de un testigo en 1991. Me la acaba de dar sólo hace unos días, desde Canadá:
"Esto no es una leyenda, esto ocurrió de verdad. Fue una cosa de algo paranormal que ocurrió hacia 1919, ahí en unos corrales que hay a la orilla de la carretera entre Garfín y San Bartolome. Yo no lo creia tampoco.. bah...historias de viejos... Hasta que en 1991 pasaba yo por allí por delante de los corrales donde las cabras fueron quemadas y paré a inspeccionarlo. En el 91 quedaban aun unas paredes de adobe del corral original. Una pared estaba inclinada, a punto de caer. Yo con mi incredulidad y atrevimiento, y con la ayuda de un palanco que habia alli, metí el palanco por un agujero y haciendo viga la derumbé al suelo. Para mi sorpresa ví que entre los adobes estaba negro de marcas de fuego y sarrio. Me entró un pavor sorprendente y noté que los pelos de la nuca se me pusieron de punta. Sin más ceremonias salí de allí lo más rápido posible, arranqué el coche, y sin mirar atrás me largué de allí. El corazón no me paró de latir fuerte hasta que no llegué a la carretera de Cifuentes a Gradefes. Estoy convencido que allí algo hubo. Y lo que cuentan los viejos, fue cierto."
Esta "experiencia" se parece mucho a la que cuenta Licinio R.S., de Barrillos de las Arrimadas... Y esto es, para mí, como una demostración de que existe en todo esto algo más que "paranormal". El testigo actual que cuenta su vivencia de 1991 no conoce la historia de Licinio R.S. Os pasaré esa "historia verídica". Voy a indicar dónde podéis leer este cuento o leyenda, contado o contada deliciosamente por Licinio R.S. de Barrillos de las Arrimadas, en una historia escrita por él en el año 1983.
Os puedo adelantar que es intrigante...
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Tengo en mis manos un librito delicioso, capricho literario de Pedro Neftalí de la Varga, natural de Vega de los Árboles (León), el pueblecito que queda aguas abajo del Esla, después de San Miguel de Escalada. Él lo titula "La Cabra de San Bartolomé" (Romance Histórico Leonés). Y dice en una nota: "Dentro de un contexto rigurosamente histórico-geográfico, el autor se ha permitido incluir algunas desviaciones noveladas, de carácter literario, que de ningún modo desvirtúan en lo esencial la veracidad de los hechos". Su visión, y sobretodo, su representación poética es de una profundidad popular y compartida, casi comunitaria, al menos en esta Comarca. Así lo veo yo.Neftalí, en las postrimerías de su creación y recreación, escribe así:
LA CABRA LOCA
Siente la gente del campo
la curiosidad malsana
ante lejanas tragedias
y ante desgracias cercanas.
San Bartolomé y Garfín
y aldeas de la comarca
acudían temerosas
al lugar, donde "la cabra"
sus espantosos gemidos
lastimeros berreaba.
"La cabra loca", - decían
cuantos del asunto hablaban,
"Cabra no - sugirió alguien
con autoridad probada -
¿No será el grito doliente,
estremecedor, que el alma
en pena de incendiario
por su gran pecado exhala...?
En el lugar en que el crimen
cometió purga la falta".
Siguió un pesado silencio
corto, y los que le escuchaban
asintieron con un gesto,
al tiempo que se signaban.
Gesto que hizo que en pavor
el miedo se transformara.
Dispersos por el repecho
que une el valle a la explanada
de las ruinas, asombrados
se quedaron cuando el alba
somnolienta despertó
con un "berrido de cabra,
imponente..."Allá en las cuestas
que Garfín del cierzo guardan
surgió el tétrico lamento
que quejumbroso se alarga,
invade el seno del valle,
filtra el quejigal y pasa
la vaguada y el repecho
hasta incrustarse en la entraña
de las ruinas, donde, lento
y agonizante, se apaga.
Un lampo alado, huidizo,
violento y fugaz, le arrastra,
sesgando en su recorrido
hierbas y arbustos y plantas
e infiltrando en los humanos
horror, tristeza en el alma.
"@"
1 comentario:
Que no se os pase entrar en el enlace a la historia, ese que está en rojo. Yo, y muchos de nosotros, hemos escuchado esta maravillosa leyenda o cuento o como queraís llamarlo. Y debeís seguir trnasmitiéndolo como parte de nuestra cultura oral ( que pasa a ser escrita).
Muy bonito
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