sábado, 12 de enero de 2008

LA CIGÜEÑA BLANCA

Bravo, Pablo, por el anterior comentario sobre la cigüeña.

Me ha traido a la memoria una carta que tengo recogida en mi página, de hace casi dos años. Aunque es un poco larga, os la voy a poner, adornada de fotos, para hacerla más amena:



CARTA DE UNA CIGÜEÑA BLANCA A UNA OSCURA GOLONDRINA

San Miguel de Escalada (León), 4 de marzo de 2006.
.
Mi querida y pequeña Hirundina:
.
Te escribo desde mi voluminoso nido de ramas, que tu conoces bien desde hace muchos años, en la torre del campanario de este viejo pueblo leonés. Tengo la suerte de vivir en el lugar más alto. Y no te creas: que en estos tiempos ya no es nada fácil. Mira mis vecinas de Rueda del Almirante: a pesar de estar en una atalaya natural más alta, y de presumir también de una hermosa espadaña, tienen al lado una torre de Vodafone, y están un poco disgustadas.
Te escribo para decirte que no tengáis prisa por venir. Por aquí las cosas no pintan muy bien, este año. Ciconio y yo no esperamos ni a San Blas para venir (hace un mes ya) .Y ahora nos estamos lamentando. Hace demasiado frío todavía, en esta tierra leonesa.

De todos modos, y ya que estamos aquí, nos dedicamos a poner otro piso de ramas nuevas en nuestro nido; a vigilar las praderas, yermas aún; los remansos del río, desarropados; y los chamargales, donde no croan las ranas todavía... Y a volar algún día, subiendo el Esla, hasta las ruinas del castillo de Villapadierna, donde anidan estos años más de treinta parejas de cigüeñas.

Las arboledas del río Esla están cambiando de color. El frio tiene "enganidas" las ramitas de los chopos, que se van poniendo coloradas, como si sus yemas estuvieran explotando en sabañones. Yo llevo unos días barruntando ya la primavera. Y el celo se me está subiendo al papo.
.

.

Ciconio, mi compañero, me "regala" ratones y gusanos, que persigue en las tierras de cultivo, donde las rejas voraces del tractor de los humanos las dejan al aire frio, en las mañanas. Y me corteja ya todas las tardes, "crotoreando" acelerádamente el pico, al final de su pescuezo retorcido. Y yo me entrego, repitiendo el crotoreo. Mientras, disimulando, en la cocina de Manuela se escucha el "machacar del ajo".

Desde esta magnífica atalaya... (Espera un poco: que aquí, a mis patas, una ruidosa colonia de gorriones-okupas me estan crispando... -"¡¡¡callaos, pardales!!!-. Te digo que estos pájaros domésticos marrones, que no saben ni andar, me están hartando... Ya se han callado. ). Desde esta atalaya, digo, estoy viendo toda la vega del viejo río Astura, con los colores grises del invierno, y algún destello de plata, en los meandros de La Aldea del Puente y Villamondrín de Rueda. Y en lontanaza, la tierra ocre del Payuelo, que pronto se vestirá de verde exuberante , en los trigales; para morir en el pálido dorado de la mies, casi jalde, en el verano. Veo la vega y adivino grullas en el río; pollas de agua en las charcas; y en las lagunas del Payuelo: ánades, patos, cercetas... y avutardas.

Regreso al pueblo, en mi mirada. Y en los huertos cercanos, veo los esqueletos de manzanos, perales, algún cerezo, y tres nogales cincuentones, al lado de las casas. Las palomas de Modesta , - que es su alma, es decir su criadora - se espantan, aquí cerca. Y juegan, por encima de las tejas, a atar el viento con sus lazos de aire, aleteando. Abajo, en el jardín de Elena, una paloma torcaz está aprendiendo a decir "diez y ocho", para arrullar las siestas del verano, hasta el aburrimiento: diez y o...choooo, diez y o...chooo, diez y o...chooo!!!
.

.

Tengo una mala noticia para tí: Os han quitado los hilos de la luz, sobre la calle. Ya no podréis descansar de vuestros vuelos trepidantes, en aquél escenario de teatro que os tenía reservado Alfredo, en la fachada de su casa. ¿Recuerdas?: era como una partitura de gregoriano: un tetragrama exacto. Alfredo, a vosotras, os llama: "monjitas gregorianas".

Te dije antes que este año no pintan muy bien las cosas por aquí. Tened cuidado. Los humanos de este país se están volviendo locos, por culpa de unas muertes de aves. Como si no murieran pájaros, y gatos, y perros, y vacas locas... y humanos!!!, todos los días, meses y años. En su alocada inquietud están pensando en hacer un censo de aves, pájaros, y demás bichos peligrosos... Y pretenden, ¡qué locura!, que todos estemos en estado de revista militar. Y ahí los tienes, contando por León: palomas, avestruces, patos, codornices, gallos... y cigüeñas...
No te rías, no. Que dicen que van a poner en Algeciras un contador de golondrinas. También de golondrinas, querida Hirundina!!!
Y todo por culpa de una fiebre que dicen que se la estamos trayendo los alados. Pues verás cuando sospechen (¡que llegarán a sospecharlo!), que esa gripe la traen los mosquitos... Os quedaréis sin dieta este verano...

Lo que te dije: este año no pintan bien las cosas. De cualquier modo, tú, Hirundina, haz lo que quieras.

Hasta pronto,
Un picotazo de
Ciconia.

P.D.: Ahora me he quedado pensando: ¿cómo harán los humanos para contar a los mosquitos?... y sobre todo: para controlar su paso?.

...





@@@

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pablo y Alfredo:
Sois admirables. Y con el permiso de Pablo, esta vez la segunda parte sí ha sido buena... ¿no os parece?
Seguid deleitándonos!!!!!

Pablo González dijo...

Soy y seré un eterno aprendiz. Y un poco animal, como las cigüeñas de Alfredo, esas personalizadas que tanto saben de nuestra comarca y tanto les gusta.
Gracias Alfredo.

Mapa de visitantes